sábado, 27 de junio de 2009

Manteniéndose vivo

Es de noche, serán más o menos las diez y media.
Los chicos ya están dormidos.
Es invierno y hace frío, salimos son Silvi a la terraza a fumar un Gold Leaf abrigadas como para ir al Polo.

Es nuestro momento. A veces continuamos alguna de las miles de conversaciones que han quedado truncas durante el día, a veces simplemente nos acodamos sobre la baranda en silencio, mirando las calles vacías y los autos que veloces siempre parecen a punto de chocar.
En silencio es una forma de decir, porque después de tanto tiempo juntas - en octubre ya van a ser diecisiete - nos intuimos hasta los diálogos mentales.

Por lo general siempre se cuela alguna anécdota de los chicos; Abril abrazando y dándole besos a la heladera porque le da jugo, Santi que gracias a un Baby Einstein trucho que no vino en español, ahora a la cocina le dice “kitchen” y a los autos “cars” y Jazmín, que ya se sube sola a la silla de comer trepándose como un equilibrista del Cirque du Soleil.

De las sonrisas a la risa hay un paso, y de la carcajada al silencio, otro paso pequeño. Aunque hay silencios y silencios y este lo que susurra son pensamientos que se muerden la cola, cuentas, vencimientos, incertidumbres varias.
Un silencio que quiebro preguntando en voz alta: - ¿Y cómo vamos a hacer?

La respuesta llega instantáneamente: nueve pisos abajo, en la calle, dos cartoneros van cargando un carro y levantando lo que pueden, comparten un pucho, se ríen y para compensar este frío que hiela los huesos vienen cantando fuerte.

En el medio del silencio de la noche, los escuchamos cantar en perfecta fonética:

Ah, ha, ha, ha, stayin alive, stayin alive.Ah, ha, ha, ha, stayin alive.

martes, 24 de marzo de 2009

No hay justicia


¿Por qué “la panadería que hace casi todo feo” siempre tiene un montón de todo y “la panadería que hace todo rico” se empeña en hacer sólo dos docenas de medialunas por día, eh?
No me agrada nada esa falta de confianza en los vecinos por parte de la panadería que hace todo rico.
En conclusión, termino comprando en la que hace casi todo feo, a ver si en algo la pegan con los sabores.
En casi dos años de reincidencia lo único que pude rescatarle son las pre pizzas, pero no hay caso, siempre me ensarto con alguna otra cosa más.

¿Por qué hago eso?

Porque si ellos siguen intentándolo, yo les banco la ilusión aunque sea con un cuartito de biscottis.

jueves, 19 de febrero de 2009

En construcción


El tiempo es una variable tan extraña en mi vida.
Bah, mi vida es tan extraña también, que hasta el tiempo se desorienta.
No sé cómo es que ya pasó un año y medio desde que nacieron los chicos, y por otro lado, cuando las fuerzas escasean pasar de un minuto a otro parece que llevara una eternidad.

Hace mucho que no escribo más que la lista del mercado.
Decirles que no tuve tiempo es sólo una verdad a medias.
Algunos de ustedes dicen que me extrañan y esas cosas, y ahí nomás se viene el apriete, cariñosa y firmemente me incitan no sólo a volver sino además a que escriba seguido.

Eso también es muy extraño, digo, con la gran mayoría de ustedes nos intuimos, pero no nos conocemos.
No tienen por qué saber que en el fondo soy bastante introvertida y que de tanto en tanto me pierdo.

Por eso a veces, me repliego como un bichito al que lo tocan con una rama. Necesito meterme hacia adentro. Bajar el ritmo, hablar menos, escuchar más: entrañarme.
No sé si a alguien más le pasa, pero a veces me desdibujo y tengo que volver a encontrar los trazos que me hacen ser yo, reconocerme en otros aspectos que no sean solamente ser madre.

Creo que todavía no terminé, en cuanto me encuentre, les aviso.

PD: La otra que queda es volver a terapia.