domingo, 11 de abril de 2010

MAGGIE


El miércoles tuve un sueño, aunque ni siquiera fue un sueño, apenas me acosté tuve una imagen de Maggie, la adorada fox terrier que me acompañó durante diez años, y que desde hace casi tres ya no está conmigo.

Cuando nacieron mis hijos tuvimos que buscarle un hogar porque ella, durante tanto tiempo hija única, jamás se llevó bien con los niños, a menos que ya fueran más grandes.

La ví como en un flashback, viniendo hasta mi lado de la cama como hacía cuando se sentía mal, lloriqueaba como quejándose, yo le rascaba los rulos de la cabeza, ahí ella se tiraba en el piso y yo le acariciaba su suave panza rosada. Era tan real la sensación, pude sentir el calor de su cuerpo, el latido acelerado de su corazón.

No sé cuánto habrá durado esta película en mi mente, pero habrán sido segundos, abrí los ojos y sobresaltada le dije a Sil: - Acabo de ver a Maggie, y no se siente bien. Silvi me abrazó y me dijo, es sólo un sueño, descansá. Cerré los ojos, hice fuerza por volver a encontrarla, pero no había caso, era como si un telón negro lo cubriera todo, hasta que se metieron un par de líneas recordatorias que te quedan dando vuelta en la cabeza para el día de mañana: algo como poner a lavar la ropa temprano para que se sequen los guardapolvos de los chicos y comprar óleo y algodón porque queda poco. Estupideces bah, una agenda mental de nimiedades cotidianas se la llevó de mi mente.

Hasta hoy domingo, cuando Corina, mi amiga, mi hermana del alma, quien amorosamente la adoptó cuando nosotras ya no podíamos tenerla, le dijo por teléfono a Sil que Maggie había muerto.

Ya en noviembre había quedado casi ciega, había remontado bastante, pero desde el miércoles, sí, el mismo momento en que la soñé, empezó a empeorar. Hasta hoy a la mañana, cuando el veterinario dijo que no había más qué hacer. El 28 de mayo hubiera cumplido 13 años y aunque siempre fue un manojo de energía, se ve que en los últimos tiempos los achaques de la edad dijeron presente todos juntos.

Hace una hora recién, cuando los chicos se durmieron, Sil se animó a decírmelo. Y la verdad, no puedo parar de llorar, tengo el alma estrujada y hecha un nudo de lágrimas. Daría cualquier cosa por volver a abrazarla.

Lo único que pude hacer, a modo de catarsis, fue ponerme a escribir esto.

Adiós chiquita, fui tan feliz estando al lado tuyo. No fui tu dueña ni vos fuiste mi mascota porque ni vos ni yo creímos nunca en ninguna de esas dos categorías.

Los chicos se están despertando y me llaman desde la habitación. Voy a lavarme la cara.



Algo que había escrito sobre ella en el blog de Sil cuando le buscábamos un hogar, por suerte al final Maggie quedó en la familia

viernes, 12 de febrero de 2010

Yo te avisé...

Sí, ya sé que hace mucho no escribo un post.
Pero no es bueno que retomemos nuestra relación con reclamos.
En mi defensa lo único que puedo decir es que desde hace un tiempo estoy viviendo en el feisbuc.
Por qué estoy viviendo allí ? Bueno, eso merece un post aparte.
Están avisados, los que quieran pueden agregarme y serán bienvenidos al tren.
Y para los que me imaginaban escribiendo en gráfica les paso el enlace de una nota mía que salió publicada hoy en el suplemento Soy de Pagina 12.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-1228-2010-02-12.html

Besos muchos

La foto es de Sebastián Freire (genio!)
y es la imagen que ilustra la nota

sábado, 27 de junio de 2009

Manteniéndose vivo

Es de noche, serán más o menos las diez y media.
Los chicos ya están dormidos.
Es invierno y hace frío, salimos son Silvi a la terraza a fumar un Gold Leaf abrigadas como para ir al Polo.

Es nuestro momento. A veces continuamos alguna de las miles de conversaciones que han quedado truncas durante el día, a veces simplemente nos acodamos sobre la baranda en silencio, mirando las calles vacías y los autos que veloces siempre parecen a punto de chocar.
En silencio es una forma de decir, porque después de tanto tiempo juntas - en octubre ya van a ser diecisiete - nos intuimos hasta los diálogos mentales.

Por lo general siempre se cuela alguna anécdota de los chicos; Abril abrazando y dándole besos a la heladera porque le da jugo, Santi que gracias a un Baby Einstein trucho que no vino en español, ahora a la cocina le dice “kitchen” y a los autos “cars” y Jazmín, que ya se sube sola a la silla de comer trepándose como un equilibrista del Cirque du Soleil.

De las sonrisas a la risa hay un paso, y de la carcajada al silencio, otro paso pequeño. Aunque hay silencios y silencios y este lo que susurra son pensamientos que se muerden la cola, cuentas, vencimientos, incertidumbres varias.
Un silencio que quiebro preguntando en voz alta: - ¿Y cómo vamos a hacer?

La respuesta llega instantáneamente: nueve pisos abajo, en la calle, dos cartoneros van cargando un carro y levantando lo que pueden, comparten un pucho, se ríen y para compensar este frío que hiela los huesos vienen cantando fuerte.

En el medio del silencio de la noche, los escuchamos cantar en perfecta fonética:

Ah, ha, ha, ha, stayin alive, stayin alive.Ah, ha, ha, ha, stayin alive.

martes, 24 de marzo de 2009

No hay justicia


¿Por qué “la panadería que hace casi todo feo” siempre tiene un montón de todo y “la panadería que hace todo rico” se empeña en hacer sólo dos docenas de medialunas por día, eh?
No me agrada nada esa falta de confianza en los vecinos por parte de la panadería que hace todo rico.
En conclusión, termino comprando en la que hace casi todo feo, a ver si en algo la pegan con los sabores.
En casi dos años de reincidencia lo único que pude rescatarle son las pre pizzas, pero no hay caso, siempre me ensarto con alguna otra cosa más.

¿Por qué hago eso?

Porque si ellos siguen intentándolo, yo les banco la ilusión aunque sea con un cuartito de biscottis.

jueves, 19 de febrero de 2009

En construcción


El tiempo es una variable tan extraña en mi vida.
Bah, mi vida es tan extraña también, que hasta el tiempo se desorienta.
No sé cómo es que ya pasó un año y medio desde que nacieron los chicos, y por otro lado, cuando las fuerzas escasean pasar de un minuto a otro parece que llevara una eternidad.

Hace mucho que no escribo más que la lista del mercado.
Decirles que no tuve tiempo es sólo una verdad a medias.
Algunos de ustedes dicen que me extrañan y esas cosas, y ahí nomás se viene el apriete, cariñosa y firmemente me incitan no sólo a volver sino además a que escriba seguido.

Eso también es muy extraño, digo, con la gran mayoría de ustedes nos intuimos, pero no nos conocemos.
No tienen por qué saber que en el fondo soy bastante introvertida y que de tanto en tanto me pierdo.

Por eso a veces, me repliego como un bichito al que lo tocan con una rama. Necesito meterme hacia adentro. Bajar el ritmo, hablar menos, escuchar más: entrañarme.
No sé si a alguien más le pasa, pero a veces me desdibujo y tengo que volver a encontrar los trazos que me hacen ser yo, reconocerme en otros aspectos que no sean solamente ser madre.

Creo que todavía no terminé, en cuanto me encuentre, les aviso.

PD: La otra que queda es volver a terapia.

jueves, 30 de octubre de 2008

True Story

Por confidencialidad la identidad de los participantes está resguardada.
Paciente deprimido y psiquiatra de estilo campechano y amigo, el diálogo es textual

Paciente: Lo que pasa es que me yo me quiero morir.
Psiquiatra: ¡Pero no me diga eso!

Moraleja: Para mejor amigo del hombre más vale un perro que un psiquiatra negador.

viernes, 24 de octubre de 2008

En ablande

No sé si serán mis antepasados árabes los que con su legendario talento mercantil me dictan todo el tiempo locas ideas desde el subconsciente, o es que soy yo así nomás, y en realidad mi trastorno tiene algún nombre psiquiátrico en latín de difícil pronunciación.

Están los que ven una necesidad y encuentran la manera de satisfacerla. Ponen en juego una creatividad sin límites que está en todos nosotros y la hacen obra.
Ese no es mi caso.
A mí, si bien se me ocurren ideas, tratar de empujarlas más allá del segundo instante en que nacen es algo que me da mucha pereza.

Infinidad de productos y/o servicios son añorados por mi mente - como por ejemplo- un chupete con rastreador de luces y/o sonido para encontrarlos cuando se pierden o un pañal con sensor de color en la cintura que se active al entrar en contacto con residuos sólidos, pero la añoranza también me dura poco.

Sin embargo, hay uno que vuelve de manera recurrente y hoy he decidido compartirlo con ustedes por si algún espíritu emprendedor decide llevarlo a la práctica.

Así como el vino necesita ser descorchado media hora antes de ser bebido para respirar, así como un risotto antes de ser servido, adquiere su verdadero fulgor reposando cinco minutos con la olla tapada, de la misma manera, la ropa interior adquiere su ajuste perfecto recién de un tiempo de ser usada.

No sé de slips o boxers, pero puedo asegurarles que tanto bombachas como corpiños cuando son recién comprados tienen una rigidez que requiere de un tiempo de “ablande”.

Las hay las que imperturbables soportan estoicamente ese período y están las impacientes como yo que a la media hora abdican y vuelven a la vieja bombacha. A esa un poco raída y descolorida, con el algodón ya medio translúcido pero que tiene un elástico amigo que se amolda perfectamente a mis curvas y no divide los michelines en pliegues que antes no estaban.

La misma que al ser vista en el tender por mi madre, es alzada despectivamente y mirada con destino de trapo de limpieza al decirme: - “No podés usar esto ¡!! Y si estando en la calle tenés un accidente, es un papelón ¡!! “
Jamás entendí a qué tipo de accidente se refería, pero supongo que si tengo alguno de gravedad, lo que menos me preocuparía es que alguien del SAME me vea la bombacha medio traqueteada.

Disculpen la digresión, vuelvo al tema que nos convoca.

Mi propuesta es la siguiente: la creación de un servicio que realice un maniquí a medida para que se pueda poner a estirar ahí la ropa interior que se quiera amoldar sin tener que sufrir las consecuencias en carne propia (nunca mejor usada esta frase).

Eso es todo.
Este es mi aporte a la humanidad. No será el descubrimiento de la penicilina, pero cada uno suma lo que puede, y yo te puedo asegurar que cuando te aprietan los interiores pocas cosas importan más.
Cedo generosamente los derechos de la idea con la sola retribución de algún día ver plasmado este sueño.

Gracias a todos.

Gracias a APTRA.