Soy de la generación que en su infancia padeció los rulos. Esos ingratos que no sólo eran mal vistos sino que eran duros para someterse a trenza, colita y/o rodete: los peinados obligados de la escuela primaria.
Cuando era chica mi madre los mareaba de este a oeste con un método de tortura llamado “la toca”, de esa manera me alisaba los rulos y de paso me acomodaba las meninges.
Después vino la adolescencia y la juventud, y a Dios gracias los rulos empezaron a estar de moda.
Lástima que el único corte de pelo con el que mis queridos rizos se quedaban más o menos en el molde era el corte carré.
Carré corto, carré largo, siempre era el mismo corte. Lo usé así durante aaaaaaños, hasta el punto de creer que siempre mi cabeza exhibiría un modelo triangular tipo campana de iglesia.
Hace casi dos años me cansé y empecé a dejarme crecer el pelo. Ahora mis rulos están largos pero se encogen tanto que hasta parecen rastas.
Y es como un tango, una triste espera de tiempos mejores en los que el peluquero me dirá “ahora sí podemos elegir otro corte”.
Pero creo que no llego, que me pudrí en el medio, y que esta semana voy a la peluquería y le digo: - ¡Ma sí, haceme un corte carré y listo!!
Hasta tanto denuncio que con lo que he gastado durante todo este tiempo en: gel, biodop, savia/barro vegetal, mousse, aceite de almendras, cera para modelar y crema para peinar, tranquilamente me podría haber hecho un trasplante capilar de pelo lacio y llovido.
Cuando era chica mi madre los mareaba de este a oeste con un método de tortura llamado “la toca”, de esa manera me alisaba los rulos y de paso me acomodaba las meninges.
Después vino la adolescencia y la juventud, y a Dios gracias los rulos empezaron a estar de moda.
Lástima que el único corte de pelo con el que mis queridos rizos se quedaban más o menos en el molde era el corte carré.
Carré corto, carré largo, siempre era el mismo corte. Lo usé así durante aaaaaaños, hasta el punto de creer que siempre mi cabeza exhibiría un modelo triangular tipo campana de iglesia.
Hace casi dos años me cansé y empecé a dejarme crecer el pelo. Ahora mis rulos están largos pero se encogen tanto que hasta parecen rastas.
Y es como un tango, una triste espera de tiempos mejores en los que el peluquero me dirá “ahora sí podemos elegir otro corte”.
Pero creo que no llego, que me pudrí en el medio, y que esta semana voy a la peluquería y le digo: - ¡Ma sí, haceme un corte carré y listo!!
Hasta tanto denuncio que con lo que he gastado durante todo este tiempo en: gel, biodop, savia/barro vegetal, mousse, aceite de almendras, cera para modelar y crema para peinar, tranquilamente me podría haber hecho un trasplante capilar de pelo lacio y llovido.